lunes, 7 de junio de 2010

Florero

El actual consejero andaluz de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, es buen poeta, gran persona, y es íntegro: Perdió dos veces las elecciones por la alcaldía de Huelva y, al contrario que los alcaldables derrotados en Granada, hizo su travesía del desierto sin salir corriendo rumbo a puestos menos ingratos y mejor pagados. Por eso no me agradó verle al frente de una materia, la medioambiental, que para los socialistas andaluces no es sino un florero, burocracia al servicio de la propaganda, despojada de verdadera sensibilidad ecológica, con la gestión de algunos espacios naturales como únicas luces entre muchas sombras.



Me temo que pronto Díaz Trillo ha abrazado el viejo discurso, en el que los ecologistas son molestos demagogos, naturaleza se subordina a negocio y empleo y la catástrofe se minimiza con medias verdades. “Vísteme despacio, que tengo prisa”, sentencia el consejero para justificar que la Junta se tome con calma la orden europea de descontaminar las balsas de fosfoyesos radiactivos de la ría de Huelva, o que “van a estudiar con atención” las prescripciones del Parlamento Europeo ¡cuarenta años después de que la industria química comenzara a envenenar esa ciudad! Mientras, Huelva se muere de cáncer sin que en 2010 se haya realizado el estudio epidemiológico que la entonces Agencia de Medio Ambiente consideraba perentorio ¡en 1989!



Claro que si los estudios epidemiológicos te los hace la gubernamental Escuela Andaluza de Salud Pública mejor te ahorras el mal rato. Algunos merecen la credibilidad de una investigación del Ejército israelí sobre el asalto a la flotilla de Gaza, pero la consejera de Salud se agarra a ellos para largarles a los campogibraltareños que si se mueren tanto es porque fuman mucho.



La política medioambiental de la Junta de Andalucía está condicionada por la pervivencia de más que restos de lo que se llamó la cultura del pelotazo. No hubo bastante con El Algarrobico; ahora la Junta decide no recurrir ante el Supremo la construcción de un hotel de lujo en Las Salinas del Cabo de Gata. El consejero asegura que dará guerra, pero los hechos le contradicen. Igualmente, en Cádiz Díaz Trillo manifestaba que la construcción de dos hoteles en El Palmar, reducto de la Costa de la Luz libre aún del ladrillo, “si es legal y necesaria, es bueno que se haga”.



En Loja Medio Ambiente dice no encontrar vertidos de lodos del AVE, pero los lodazales grabados en vídeo por el PP en Cuesta de la Palma y Fuente Camacho no son realidad virtual. Forman dos vertederos ilegales de lodos bien hermosos cuya retirada es un compromiso incumplido.




Suerte que si la Consejería no defiende con suficiente brío nuestro medio ambiente, vendrá el Ministerio Rural y Marino a salvarnos de una contaminación tan peligrosa como la que provoca el asar sardinas en las playas... en las de Granada, que en Málaga el espeto, ya se sabe, es de interés general.


Arriba: Inocua fuente de creación de riqueza y empleo
Abajo: Peligrosa fuente de contaminación atmosférica

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