Lo público, ya saben, ese agujero sin fondo de burocracia e incompetencia que tan caro nos sale y que jamás competirá en eficacia y rentabilidad con el dinámico sector privado. Habrán oído mil veces el discurso, o al menos les habrán machacado con informaciones interesadas sobre lo mal que van las cosas que dependen de la Administración.
Hablemos de televisión pública, por ejemplo. Una auditoría de la interventora de Hacienda en RTVE puede trastocarles esos esquemas: Desde que el programa 59 Segundos es de producción propia el coste por capítulo pasó de 110.460 euros cuando era producido por Globomedia a 70.670 euros cuando se hace en la casa. Y la audiencia se mueve en similares cifras a la etapa anterior. Sin embargo según un informe del sindicato USO dicha productora, de Emilio Aragón, junto a El Terrat y Mediaproducción, todas del grupo Imagina, se llevaron en dos años casi ochenta millones de euros de la televisión pública. La auditora de Hacienda deja caer la bomba: “En los programas en que intervienen productoras privadas no se alcanzan los objetivos de audiencia establecidos en los contratos… Suelen estar por debajo de lo que cabría esperar en función de sus costes”.
Hablemos de televisión pública, por ejemplo. Una auditoría de la interventora de Hacienda en RTVE puede trastocarles esos esquemas: Desde que el programa 59 Segundos es de producción propia el coste por capítulo pasó de 110.460 euros cuando era producido por Globomedia a 70.670 euros cuando se hace en la casa. Y la audiencia se mueve en similares cifras a la etapa anterior. Sin embargo según un informe del sindicato USO dicha productora, de Emilio Aragón, junto a El Terrat y Mediaproducción, todas del grupo Imagina, se llevaron en dos años casi ochenta millones de euros de la televisión pública. La auditora de Hacienda deja caer la bomba: “En los programas en que intervienen productoras privadas no se alcanzan los objetivos de audiencia establecidos en los contratos… Suelen estar por debajo de lo que cabría esperar en función de sus costes”.
Aquí en Andalucía la cara cada día más redonda de Joaquín Petit lleva ocho años asomándose a la televisión pública; eso con su programa 1.001 noches, porque él estuvo ahí siempre. En este tiempo Petit y su productora Itaca se han llevado 10,7 millones de euros salidos de los impuestos de los andaluces por sus entrevistas empalagosas, zalameras y aduladoras –como aquella en la que Chaves acabó cantando una del Dúo Dinámico-. Sólo un 0’9% de abnegados televidentes son fieles cada semana y, sin embargo, Petit ha sido renovado por trece programas más, a veinte mil euros la pieza que casi nadie verá.
Pensemos en la salud. Otro informe, éste de UGT, revela que a la Comunidad de Madrid las camas de los nuevos hospitales, de titularidad pública y gestión privada, le cuestan el doble que en los tradicionales, enteramente públicos: Son al año 253.293 euros por cama en el Gregorio Marañón y 505.405 en el Infanta Leonor.
Claro que se antoja difícil que la clase política descrea del mito de que lo privado es más eficiente cuando ellos dan tan buen ejemplo. Los hijos de Mariano Rajoy y los de José Blanco son compañeros de clase en el British Council de Somosaguas, laico, privado y carísimo. Cristina Garmendia opta por el Colegio San Patricio, en La Moraleja, privado y católico. Miguel Ángel Moratinos paga casi cuatro mil euros por que sus hijos estudien en el Liceo Francés. Y mientras aprueba que en Cataluña los chavales sólo estudien español dos horas por semana, el presidente José Montilla educa a sus trillizos en el Colegio Alemán, donde aprenden cinco idiomas. Toda una lección.
1 comentario:
Si no he entendido mal, igual da lo público que lo privado -sin entrar en detalles, yo PREFERIRÍA lo público-. Lo que ocurre es que siempre nos vamos a estampar contra la misma mierda: los políticos. Corríjanme si me equivoco
Publicar un comentario