lunes, 26 de abril de 2010

¡Viva la realidad!


Un río separa a los socialistas de Almería y Jaén desde que el secretario general del PSOE almeriense, Diego Asensio, tuvo la ocurrencia de reivindicar el nacimiento del Guadalquivir para su provincia y eso ha soliviantado a sus correligionarios jiennenses, a quienes sólo les robarán el río por encima de su cadáver. Angelitos. Lo sonrojante no es la altura intelectual de argumentos como "Junto con la A-92 y la implantación del AVE, (ubicar el río en Almería) sería el tercer hito que vertebraría Andalucía", del tal Asensio; lo que asusta es el desparpajo con que algunos, en este caso políticos, intentan que la realidad se pliegue al discurso. La geografía, la hidrografía y cualquier otra ciencia más o menos exacta nada pueden frente a los charlatanes de feria. La realidad, víctima indefensa, será como nos convenga que sea.

Una de las parcelas del saber en las que la realidad sufre el asalto de las seudociencias es la Historia.
El ex terrorista Pío Moa -“Franco no liquidó a los rojos, los escarmentó”- y el petulante mórbido César Vidal -25 libros al año, ¿a cuántos ‘negros’ paga?-, reescriben el pasado reciente como si no quedara testigo alguno para desmentirles. Pero no crean que en su carrera sin frenos desde la historiografía a la parapsicología se les ha ido la pinza. Cuando los revisionistas aplican la máxima orweliana “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controla el futuro” tienen claros sus objetivos: Al charlatán le importa poco si nos engaña o no respecto a los hechos que describe, principalmente busca engañarnos sobre sus propósitos.

Hallan el terreno abonado, pues, como escribe Ignacio Ramonet, “en sociedades regidas por la racionalidad, cuando ésta se diluye o se disloca, los ciudadanos se vuelven hacia la superstición, lo esotérico, lo ilógico”. Sustituyendo el método experimental por las pruebas circunstanciales, la anécdota y la ambigüedad deliberada, vale todo: Explica a los creacionistas que miles de pruebas desmienten que el mundo se creara hace sólo seis mil años, como ellos afirman, y responderán que Dios, en su infinita sabiduría, creó tales pruebas falsas. Los homeópatas negarán la validez de los experimentos químicos o epidemiológicos que desmontan su monumental cuento chino argumentando que con su presunta medicina esas pruebas no sirven, e invocarán la ‘memoria del agua’ u otra mamarrachada por el estilo. Incluso el psicoanálisis y la pedagogía lindan a veces con la seudociencia dado que es imposible derribar mediante la experimentación sus mitos y sacrosantas teorías, convertidas en cuestión de fe. Mientras, aprovechando que el Pisuerga pasa por Sierra Mágina, las universidades crean cátedras de homeopatía, en la Feria del Libro Vidal se infla a vender y Dios, tras crear a Sarah Palin, descansó.


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