lunes, 13 de julio de 2009

Limpieza étnica en China



El interesado silencio del Islam

No es lo mismo ser miembro de una minoría oprimida en China que en el resto del mundo. Salvo por el tirón mediático que hace visibles a los tibetanos gracias a la fascinación que ejerce su cultura entre los famosetes de Hollywood, si formas parte de un grupo étnico, religioso o político diferente en el país más poblado del mundo estás apañado, y ten por seguro que nadie va a aecharte una mano. China es intocable, todo se le permite a un país que el resto de potencias ven como un mercado gigante con el que siempre conviene congraciarse. Si es la más atroz dictadura del planeta, pelillos a la mar.
Claro que si hay un silencio vergonzoso es el de los musulmanes y los países islámicos respecto a la feroz campaña de limpieza étnica emprendida por la etnia mayoritaria han con la complicidad del Gobierno chino contra la minoría uigur, en las provincias occidentales del imperio. Un silencio que da mucho asco viniendo de quienes vienen, esos que siempre están a la que saltan: Si desde Occidente se caricaturiza al profeta hay muertos, incendios y disturbios en las calles; si un país árabe es agredido inmediatamente hay una milicia internacionalista de mártires con explosivos hasta en el recto dispuestos a inmolarse y llevarse por delante a quien haga falta, los capitales para financiar muyahidines, mezquitas y centros culturales islámicos fluyen con facilidad; no digamos ya de la corriente de simpatía, apoyo económico y armas que reciben los palestinos de todos el Islam. Sin embargo en estos días se están masacrando a centenares de musulmanes al Oeste de China, los matones han se pasean imponiendo la ley de la selva con palos, piedras y toda la impunidad del mundo y desde el mundo islámico no se ha oído una palabra de condena, no hay manifestaciones ante las embajadas chinas, los diplomaticos callan como putas y Al Qaeda no amenaza con actuar en Pekín. También para el Islam China es intocable, no hay solidaridad que valga si hace peligrar la financiación china a la Autoridad Nacional Palestina, los acuerdos sobre petróleo y gas natural entre Pekin y los países de la Liga árabe -otra institución que se ha quedado mudita- o unos intercambios comerciales por valor de casi diez mil millones de dólares. En El País Moisés Naím lo cuenta así:
Musulmanes mudos
MOISÉS NAÍM

¿Dónde están las fetuas? ¿Dónde las multitudinarias marchas de protesta? ¿Dónde las manifestaciones frente a las embajadas? ¿Qué pasó con los discursos cargados de indignación? ¿Qué dice Al Qaeda? En otras palabras: ¿qué tiene China que le faltó a Dinamarca? En China discriminan y matan a los musulmanes y en Dinamarca un periódico publicó caricaturas que se consideraron ofensivas al profeta Mahoma. El mismo mundo musulmán que en el 2005 reaccionó con indignación y furia ante la publicación de las caricaturas se hace el ciego, el sordo y el mudo frente a la violencia y a la discriminación que sufren los uigures -una minoría musulmana- a manos del Gobierno chino.

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