domingo, 16 de enero de 2011

Demagogia

Me voy a permitir en estas líneas ser un completo demagogo. La demagogia es una práctica que el diccionario reserva en exclusiva a los políticos, pero éstos descalifican con ella a cualquiera que haga comparaciones incómodas. Por ejemplo, soy un demagogo si contrapongo el retraso en la edad de jubilación y las pensiones congeladas al retiro de 120.000 euros que el expresident José Montilla cobrará durante los dos próximos años, y de 90.000 para el resto de su vida y la de su esposa Ana Hernández, que ya cobra de quince cargos en empresas públicas y privadas.


Recuerdo que más de la mitad de los granadinos -que trabajan- no cobra ni mil euros al mes cuando la Comisión Europea pide recortar el seguro de paro y flexibilizar los salarios de los sobreprotegidos trabajadores españoles. De demagogo que soy creo que ya estamos tardando en salirnos de Europa. Y soy tan simplista que relaciono la subida del 10% en los recibos de electricidad y gas con los sueldos de 200.000 y 126.000 euros que percibirán José María Aznar y Felipe González de Endesa y Gas Natural respectivamente, y que se suman a sus pensiones vitalicias de 80.000 euros, oficina, coche oficial y seguridad por cuenta del Estado.
















Si fuera empleado de alguna de las firmas del Ibex-35 sería un demagogo irresponsable si me negara a cualquier recorte salarial pasteleado con los sindicatos a cambio de evitar despidos, con el argumento de que en plena crisis las retribuciones medias de sus consejeros subieron un 8%, y un 7% las de los directivos. Seré un demagogo -entre fascista y batasuno, según el Gobierno Griñán- si estoy con los funcionarios en que todas las modificaciones en el Decreto de Reforma de la Función Pública mantienen el blindaje del pesebre que garantiza el puesto a miles de enchufados del PSOE, gobierne quien gobierne. Pero mi demagogia no es bipartidista; fíjense en que mientras asisto a la firma del acuerdo para que el legado Guerrero se quede en Granada mi atención se va a los ocho gabinetes de prensa presentes en el acto y a la nutrida representación de los 120 empleados que Izquierda Unida ha colado en la Diputación de Granada.
Mientras calculo cuántos años he de cotizar para que mi pensión me dé de comer, leo que no se tocará el blindaje de los diputados y senadores: Dos legislaturas y ya tienen garantizada la pensión máxima. La demagogia se me dispara y sueño con lo que José Saramago describía en 'Ensayo sobre la lucidez': En mayo y en marzo del año que viene, mayoría absoluta para los votos en blanco. O sueño con irme a Túnez donde miles de demagogos han puesto de patitas en la calle al presidente tan querido del Banco Mundial; o a las calles de Londres para ver el terror en las caras de los príncipes herederos en su coche zarandeado por miles de estudiantes a quienes ciega la demagogia.

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