Sé que es poco ocurrente citar Bienvenido Mr. Marshall al comentar las lujosas vacaciones en España de Michelle L. Robinson -Es tan poco feminista que una mujer de este siglo adopte el apellido del esposo y firme en los libros de honor como 'First Lady'...-. Creo que hoy Luis García Berlanga habría añadido a su película nuevos figurantes que en este viaje han superado en catetismo a políticos, hosteleros, curiosos y mirones: los periodistas.
No tengo del todo claro si esta orgía del teleobjetivo, la unidad móvil y el detalle nimio responde a la demanda de un público echado a perder por la Logse, Belén Esteban y el Tuenti -y en agosto huérfano de fútbol- o somos los periodistas los ignorantes que creemos a los demás aún más ignorantes. Matamos por contar que la cortesana de la Avenida de Pensilvania chupó un helado de trufa, gianduia y chocolate negro, y todos a entrevistar a la heladera, maravillada de que la consorte pagara religiosamente su consumición. Noticia sería que la Obama y su séquito hicieran un sinpa como acostumbraba Carmen Polo. Una gitana suelta una ensayadísima gracieta sobre el apellido de la visitante y es celebrada en las teles y Youtube como el no va más de la espontaneidad y el salero. Una multitud en la playa de Estepona observa el baño de una niña y su madre y las cámaras les persiguen para que comenten el consabido “es tan sencilla”...
Empresarios y políticos se dan bofetadas por salir en televisión explicando el efecto de la visita sobre el turismo y cuánto gana la imagen de la tierra elegida por Michelle para su veraneo. Gana tanto que The Times titula "Michelle, de vacaciones en la racista España” y el Mail, “Michelle Obama, de vacaciones en Marbella, antiguo paraíso de gangsters”. Y dado que nuestros medios optan por el papanatismo ausente de crítica, magnificamos las puyas de los periódicos gringos: “La prensa estadounidense critica a Michelle Obama por sus lujosas vacaciones” titulamos, aunque sea un único periódico, el frívolo New York Daily News, el que pone pegas al dispendio -lo de que ”La 'material girl' Michelle Obama pasa unas vacaciones españolas como una moderna María Antonieta" tiene su gracia-. Si Sonsoles Espinosa y sus hijas se fueran de asueto en avión militar y escoltadas por los servicios secretos, en España teníamos un nuevo San Quintín, aquí eso sólo se lo permitimos a la Reina.
Pero créanme, si de catetismo se trata, nada supera a ese consejero de Cultura que se plantó en la Catedral de Granada -era una visita privada a la que se pidió expresamente que no acudieran aurtoridades- a recibir a la Primera Dama llevando en la solapa una insignia con la conocida imagen de la campaña electoral de su marido, el “Hope” de Shepard Fairey. Sí, se que lo obvio es citar a Berlanga, pero por ver a Paulino Plata cantando aquello de “Los yankis han venido, ole salero, con mil regalos, y a las niñas bonitas van a obsequiarlas con aeroplanos”, mato.
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