Rajoy es castrista
Se anuncia que en otoño el Congreso deberá debatir la concesión a los inmigrantes no comunitarios residentes en España del derecho a votar y a ser candidatos en las elecciones municipales -¿y por qué no en las generales y autonómicas?- que ya disfrutan los comunitarios. Ha sido uno de los engañosos guiños a la izquierda que ha hecho el PSOE en su reciente congreso y es algo que ya está previsto en la Constitución -aunque exige cambios en las leyes de Extranjería y Electoral- siempre que a cambio los españoles obtengan reciprocidad para votar y ser elegidos en los países de origen de los emigrantes.
El Partido Popular se ha apresurado a poner condiciones, las que ya existen, pero añadiendo un matiz: "siempre que exista reciprocidad entre sistemas democráticos equiparables al español". El caso más llamativo sería el de los cubanos residentes en España. Como es bien sabido, buena parte de ellos son exiliados del castrismo. Según el Partido Popular, los cubanos no podrán votar en España ya que el de su país no es un régimen democrático equiparable. Se convierte así Mariano Rajoy en un insospechado colaborador del régimen de los hermanos Castro, pues se presta a prolongar en España la situación de restricción de derechos y de libertades que estos cubanos ya sufrían en su país y por la que decidieron abandonarlo. Lo que promovería el Partido Popular imponiendo la condición de la "equiparación democrática" es que los cubanos vivan aquí como en la isla, que el largo brazo del castrismo llegara aún más lejos, dejando a los exiliados sin las elecciones democráticas que en Cuba también les niegan.
Si estudiamos el caso de Venezuela, la solución es aún más compleja. Es evidente que en la práctica los déficits democráticos del país con el Gobierno de Hugo Chaves son enormes, que se han instalado prácticas dictatoriales y persecución a la disidencia, pero formalmente Venezuela sigue cumpliendo todas y cada una de las reglas de la democracia, y más aún después de que el pueblo tumbara la reforma constitucional promovida por Chaves.
Si se les negara el voto a los venezolanos en España deberían correr la misma suerte los italianos, un país donde las formas democráticas son exquisitas pero al que las leyes de autoamnistía, el control de los medios de comunicación por parte del primer ministro Berlusconi o la persecución a las minorías raciales han convertido en lo que desde la oposición se denomina "una dictadura dulce". ¿Qué ocurriría con los polacos, en cuya democrática nación los gemelos Kaczyński han perseguido a las minorías y han instaurado el pensamiento único nacionalcatólico... y con los rusos que padecen a Putin y a su sucedáneo?, Los bielorrusos vienen supuestamente de una democracia, como los marroquíes. ¿Crearemos un consejo de sabios para decidir a qué país podemos dar el título de sistema democrático equiparable?
Y si se da la contrapartida sin más... No sé cuantos españoles habrá en Zimbabue, pero ¿Estarán obligados a votar por Mugabe con una pistola apuntándoles a la sien?
Se anuncia que en otoño el Congreso deberá debatir la concesión a los inmigrantes no comunitarios residentes en España del derecho a votar y a ser candidatos en las elecciones municipales -¿y por qué no en las generales y autonómicas?- que ya disfrutan los comunitarios. Ha sido uno de los engañosos guiños a la izquierda que ha hecho el PSOE en su reciente congreso y es algo que ya está previsto en la Constitución -aunque exige cambios en las leyes de Extranjería y Electoral- siempre que a cambio los españoles obtengan reciprocidad para votar y ser elegidos en los países de origen de los emigrantes.
El Partido Popular se ha apresurado a poner condiciones, las que ya existen, pero añadiendo un matiz: "siempre que exista reciprocidad entre sistemas democráticos equiparables al español". El caso más llamativo sería el de los cubanos residentes en España. Como es bien sabido, buena parte de ellos son exiliados del castrismo. Según el Partido Popular, los cubanos no podrán votar en España ya que el de su país no es un régimen democrático equiparable. Se convierte así Mariano Rajoy en un insospechado colaborador del régimen de los hermanos Castro, pues se presta a prolongar en España la situación de restricción de derechos y de libertades que estos cubanos ya sufrían en su país y por la que decidieron abandonarlo. Lo que promovería el Partido Popular imponiendo la condición de la "equiparación democrática" es que los cubanos vivan aquí como en la isla, que el largo brazo del castrismo llegara aún más lejos, dejando a los exiliados sin las elecciones democráticas que en Cuba también les niegan.
Si estudiamos el caso de Venezuela, la solución es aún más compleja. Es evidente que en la práctica los déficits democráticos del país con el Gobierno de Hugo Chaves son enormes, que se han instalado prácticas dictatoriales y persecución a la disidencia, pero formalmente Venezuela sigue cumpliendo todas y cada una de las reglas de la democracia, y más aún después de que el pueblo tumbara la reforma constitucional promovida por Chaves.
Si se les negara el voto a los venezolanos en España deberían correr la misma suerte los italianos, un país donde las formas democráticas son exquisitas pero al que las leyes de autoamnistía, el control de los medios de comunicación por parte del primer ministro Berlusconi o la persecución a las minorías raciales han convertido en lo que desde la oposición se denomina "una dictadura dulce". ¿Qué ocurriría con los polacos, en cuya democrática nación los gemelos Kaczyński han perseguido a las minorías y han instaurado el pensamiento único nacionalcatólico... y con los rusos que padecen a Putin y a su sucedáneo?, Los bielorrusos vienen supuestamente de una democracia, como los marroquíes. ¿Crearemos un consejo de sabios para decidir a qué país podemos dar el título de sistema democrático equiparable?
Y si se da la contrapartida sin más... No sé cuantos españoles habrá en Zimbabue, pero ¿Estarán obligados a votar por Mugabe con una pistola apuntándoles a la sien?
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