domingo, 27 de julio de 2008

Último artículo publicado en Granada Hoy

Vendetta

Qué pocas simpatías, querido producto de los tiempos, me merecen tus lamentos de hoy. Sé que no entiendes mi insolidaridad e incluso mi risita de suficiencia, pero tampoco entendías que la envidia no me corroyera –la procesión va por dentro, pensabas- cuando disfrutabas de los buenos tiempos. Yo sí gocé de tu envidia cuando te contaba que para tal fin de semana planeaba un viajecito, cuando te quedabas en casa porque, ganando lo mismo que yo, tu hipoteca a cuarenta años te dejaba fuera de juego para salir de cañas o disfrutar de un buen restaurante. Pero, claro, pensabas, yo no tengo un Golf TDI. Ahora no puedes pagar el combustible para mantenerlo en marcha y te cabreas, gritas contra los gobiernos, reclamas ayudas para los que tenéis los problemas que vosotros mismos os habéis buscado.

Tu forma de vida incluía el unifamiliar en las afueras y eso implicaba no uno sino dos coches en casa, y la moto primero y el tercer coche después para el chaval que no tiene la culpa de que sus padres se fueran a vivir a la mejor zona residencial de la quinta puñeta, y que ha crecido en esos mismos valores y ahora no conoce otros. ¿Y cómo te planteas salir de ésta? El albañil que vio el cielo abierto y se metió a constructor ¿volverá ahora a la obra? ¿En qué obra le darán trabajo? Claro que igual supo guardar el suficiente dinero B para capear el temporal, porque ese dinero B fue otro grial de los buenos tiempos. Ahora por favor, no llames a la Policía si un día esa casa vacía que no puedes vender te la encuentras ocupada. A quienes pagamos a la Policía no nos gusta que pierda el tiempo en salvarte el trasero, paga matones con tu dinero B.

Era tu escala de valores, la impusiste y nos trataste de infelices a los que no la compartíamos, a los que preferíamos, ya que –sin aspavientos- podíamos permitírnoslo, cuidar los placeres del cuerpo y del alma, ir al cine, a conciertos, viajar, comer bien, comprar libros, ropa bonita o hasta salir a ligar y volver en autobús a nuestro piso de lo más normalito, de alquiler o de cuando la propiedad era asequible, ah, y por lo general en un barrio en el que se puede ir andando a comprar el pan. “Ideal para inversión” se leía en los anuncios de venta de viviendas cuando éstas estaban muy deterioradas. Al final todo era ideal para inversión, firmabas hipotecas que eran pactos con el diablo pensando en que invertías en futuro, en que tu casa, o la casa que comprabas para dejarla vacía, se revalorizaría más y más, sacarías una pasta. Invertiste en el monstruo que te está devorando. Tú y otros como tú construíais carísimos castillos en el aire, pero ahora ¿qué vas a hacer con tanto ladrillo sin vender? Es tu problema, a mi me olvidas. Mi simpatía deja que la invierta en los más débiles, en quienes ya estaban en el agujero y hoy siguen estándolo.

viernes, 25 de julio de 2008

Playlist nº 4: Queer songs

25 anti-himnos gay

¿Te dan dentera los gorgoritos de Mónica Naranjo? ¿Vomitas cada vez que en un bar de ambiente ponen a Marta Sánchez? ¿Te la trae floja que Madonna no cante en Madrid? ¿Se han convertido para ti Abba en una referencia tan sobada que acabaste por aborrecer? ¿Hace tiempo que le diste la espalda a Fangoria por insustanciales y repetidos? ¿Vives en otra dimensión en la que no existen OT, Fama ni cantantes latinas culonas? La cultura gay de la normalización a toda costa y el lobby de Chueca han impuesto una serie de himnos oficiales queer. Para tener el carné de marica tienes que ponerte a saltar cual cabritilla cuando suenan “It’s Raining Men”, “I Will Survive”, “Dancing Queen”, “A quién le importa” o cualquiera de los Village People. Pero existe otra realidad alternativa, la de quienes jamás pillaremos entrada para “Mamma mia” u “Hoy no me puedo levantar”. Igual que antes se podía ser gay odiando a Barbra Streisand y había lesbianas a las que no les gustaba “Una estrella en mi jardín”, hoy no hace falta rendir pleitesía a la Carrá ni a Kylie. He aquí una lista alternativa de himnos gays mucho más interesantes que los citados. Hay alguna obviedad –“Small Town Boy”, “Daniel”- pero están por su calidad. Prepara el iPod, pero por favor el rosa no.

  1. “When My Boy Walks Down the Street” – The Magnetic Fields
    “Todos cantan Aleluya, cuando mi chico pasa por la calle”
  2. “Cowboys are Frequently Secretly (Fond Of Each Other)” – Willy Nelson
    En toda la yugular del machismo country, una valiente humorada que demuestra qué grande es Willy Nelson
  3. “Small Town Boy” – Bronsky Beat
    La más predecible de la lista, pero sigue destilando la misma rabia hacia los paletos que hace veinte años.



  4. “The Man That I Am With My Man” – The Hidden Cameras
    “They are men with their men / Raised in an army camp / They spit on my tarnished hands / and pull at my underpants”. Una canción de amor viril como pocas.
  5. “Boys Keep Swinging” – David Bowie
    Los chicos siempre lo joden todo
  6. "David" - Algora
    Si hubiera justicia, Algora estaría en lo más alto de las listas españolas. Lo tiene todo. Una explícita oda sexual a un chico tan normal como especial.
  7. "Gay Messiah" – Rufus Wainwright
    La apoteosis de Rufus, que con ésta canción acaba crucificado en el escenario. “Danny Boy” era más explícita pero ésta nació para convertirse en himno.
  8. “Reel Around The Fountain” – The Smiths
    “Es hora de contar la historia de cómo cogiste a un chiquillo y lo convertiste en un hombre”



  9. “In Denial” - Pet Shop Boys feat. Kylie Minogue
    Neil Tennant hace de padre gay al que su hija, Kylie Minogue, le pide explicaciones por tantos años de mentiras
  10. “We Are Family” - Sister Sledge
    No podía faltar el toque disco, pero menos obvio que “It’s Raining Men” o “I Will Survive”. Este “We Are Family” suena a festiva y hedonista reivindicación bollera.
  11. “There Is A Bed” - Marc Almond
    Toda la obra de Almond es marcadamente gay, así que es difícil elegir. Este es uno de sus mejores melodramas y la referencia a la enfermedad que hace no puede ser más que una alusión al sida.
  12. “Master and Servant” – Depeche Mode
    Una de dominio, sumisión y cuero, que a la vez es una parábola sobre el capitalismo.



  13. “Tú me acostumbraste” - Frank Domínguez
    El bolerazo gay por excelencia: “Yo no comprendía / cómo se quería / en tu mundo raro / y por ti aprendí".
  14. “Mad About the Boy” - Dinah Washington
    Otra de las inevitables. Sobre perder la cabeza por un maromo, y si es jovencito, mejor.
  15. “Desconocido” – Golpes Bajos
    La mejor canción de un grupo imprescindible es mucho más que un canto a la amistad viril, la que se acaba quedando en “un vulgar apretón de unas manos siempre sudadas”
  16. "The Killing of Georgie, Part 1 & 2" – Rod Stewart
    La pieza más valiente de Rod Stewart. El asesinato de un gay.
  17. “Rise Up” – Parachute Club
    Una petardada, vale, pero con fundamento –y producida por Daniel Lanois-. No les preguntes a los fans de Mónica Naranjo y Fangoria. Desconocerán este inmortal himno gay: “Freedom to love who we please”.



  18. “Daniel” – Elton John
    Estaba muy claro en 1970 que ese chico que volaba hacia España era bastante más que ese “my brother” que citaba Bernie Taupin en una de las mejores canciones de la pareja.
  19. “Real Men” – Joe Jackson
    A Joe Jackson jamás le han contado entre los músicos con canciones abiertamente gays, y sin embargo, esta espléndida reflexión sobre la verdadera virilidad no es la única en su discografía.
  20. "Glad to Be Gay" – Tom Robinson Band
    La canción manifiesto. Tom Robinson obtuvo su hueco en la New wave de los últimos setenta con un proyecto musical claramente reivindicativo, izquierdista y gay.



  21. “Sweet Transvestite” – Tim Curry
    Una de las cimas en el espectacular libreto de “The Rocky Horror Picture Show”. Ese sí que es un musical no esos babosos de Mecano o ABBA.
  22. “Take This Waltz” – Leonard Cohen
    Cohen adapta el “Pequeño Vals Vienés” de Lorca manteniendo toda la languidez queer del poema
  23. “Let’s Do It” – Noel Coward
    Quién mejor que él para interpretar una de las más explicitas piezas de Cole Porter: “Some Argentines, without means do it / I hear even Boston beans do it / Let's do it”
  24. “Closet Man” - Dusty Springfield
    Una mariliendres se declara, ofreciéndole a su amigo armarizado ser la mejor guardiana de su secreto, aunque finalmente le acabe recomendando salir del armario.
  25. “Paliza” – Astrud
    Me estaban dando una paliza (y me estaba quedando tan a gusto). Astrud en su último disco incluyen este gran himno masoca.


martes, 22 de julio de 2008

De festivales


Crónica petarda del Saturday Night Fiber

Llegaba el verano y como uno de esos firmes propósitos veraniegos me hacía el de este año no quedarme sin asistir al menos a un festival. Quienes el año pasado volvieron del Summercase me ponían los dientes largos y ya lo tenía decidido, este verano sí. Ahora la duda ¿A cuál voy? Como dijo el insigne Gay Mercader -coorganizador de ese espanto de Rock in Rio que une a Neil Young y Alejandro Sanz-, la burbuja inmobiliaria es lo más parecido a lo que ha pasado este 2008 con los festivales veraniegos. Coincidencia de fechas, presencia de una estrellona que enmascara un fondo de cartel bien flojito, la competencia que hace dispararse los cachés -algunos grupos cobran casi el doble en España que en el resto de Europa por la ley de la oferta y la demanda, aquí se los disputan-. Lo bueno es que, para solaz del asistente, la feroz competencia mantiene los precios en niveles razonables -era más caro ver a Springsteen en el Bernabeu que a las siete potentes bandas que actuaron dos días después en el Fiber madrileño-. A lo que iba... A cuál ir. Me decantaba por algo urbano, paso de estar cuatro días echo un cerdo en una tienda de campaña; el problema era que la oferta del Summercase de este año era para echarse a llorar: Si el retorno todo por la pasta de los Sex Pistols era vergonzante hace dos años, que sigan retornando ya es que apesta, pero había que sumar el regreso de más momias revividas de los años No Future: Blondie y, con mayor interés, The Stranglers. Si tenía en cuenta que completaban el cartel Kaiser Chiefs, los habituales Primal Screams o The Verve -¡qué pereza!-, ni los pocos atractivos reales -Santogold, Mäximo Park, Cornelius o Neon Neon- ni siquiera la posibilidad de ver al sublime Edwin Collins en escena compensaban. Era sin dudael de Benicassim el cartel de ensueño de este año, había coincidencia de fechas y una guerra total entre ambos festivales, plasmada por los responsables de Benicassim en un descacharrante vídeo que daba en la yugular de Summercase: el pedregal en el que se celebra, en la quinta puñeta de Madrid.



Pero, claro, Benicassim implicaba tienda de campaña, duchas colectivas, o pagar una millonada por un hotel en zona de costa en julio, si es que encuentras, y además la dolorosa necesidad de elegir entre escenarios -si ves a Hot Chip te pierdes a Roisin Murphy y a Spiritualized; o Tricky y A
merican Music Club o José González y Eef Barzelay; Morrissey o Justice o Richard Hawley-; ni mi conciencia ni la colchoneta me dejarían pegar ojo. Pero los chicos del Fiber me dieron la solución: el Saturday Night Fiber, una versión reducida de Benicassim en el estupendo auditorio del Campo de las Naciones de Madrid, con metro de día y mucho taxi para volver, 60 eurazos por siete bandas de lo más selecto del Fiber y cuando terminaba la cosa la posibilidad de internarte en la madrugada del sábado madrileño con inconfesables fines -los confieso, pero en privado-. Y, como en Benicassim, cerveza Heineken fresquita servida por iltros en las múltiples barras o en plena pista por los providenciales Mochilamen. Cierto, faltaba lo mejor de Benicassim, Leonard Cohen, pero el canadiense promete gira europea y no pienso faltar.

Como lo de la puntualidad es marca de la casa, llego diez minutos tarde sobre la hora marcada, las 18:30, y ya están en escena The Rumble Strips, por lo que pido nervioso el primer litro de la tarde y bajo corriendo a la cancha con otros doscientos madrugadores. Iba con la acertada intuición, después de que su debut Girls and Weather me devolviera la energía de los mejores Dexys Midnight Runners, de que iba a asistir a uno de los platos fuertes... y no me equivoqué. La escasísima concurrencia -en cuanto a público el Fiber madrileño rozó el fracaso con apenas cinco mil almas- desconocía en su mayor parte a la banda de Devon -ahora quinteto, reforzados con un bajista (al bombo en la foto) con pinta de mendigo rumano y con la presencia más carismática del grupo y que compitió en el certamen de bajistas sexys de la noche con el punky de los Babyshambles-; todos alucinaban con su festiva combinación de soul y pop energético, estribillos arrebatadores y coreables, hubieran merecido un público más abundante.



Babyshambles tuvieron buenas críticas en su paso por Beni
cassim, pero Pete Doherty andaba escasito de voz en Madrid, lo que hizo, junto a una banda que tampoco es que sea una apisonadora, que un repertorio de estupendas canciones resultara blandito y sólo enganchara a los incondicionales. Sólo el guitarrista, fumando sin parar y bebiendo a morro una botella de rioja, estuvo a tono con el tópico politoxicómano de la banda.



Seguía cayendo el sol a plomo, y empezaba a sudar el segundo litro de Heineken, no era el momento ni el lugar más adecuados para ir de gótico-siniestro, pero ahí estaban los irreductibles, maquilladísimos y todo de negro dispuestos a adorar a la diosa Siouxsie y ofrecerle el tributo de su sudor y su rimmel corrido, aunque fu
era a plena luz del día. Ninguno había nacido cuando ella vino con los Banshees a Rockola -ejem, yo sí estuve, y en la estrambótica fiesta posterior en un apartamento de la Plaza Mayor, palabra de abuelete- pero se sabían enteritas Israel, Happy House, Hong Kong Garden o Christine -sólo faltó Spellbound en el repertorio de Greatest Hits-. De dominatrix cincuentona empeñada en demostrar el efecto de las clases de aerobic y en levantar la pierna hasta bien alto desafiando al respetable a hacer lo mismo, fue la de Siouxsie una actuación planteada desde y para la nostalgia ochentera, cuyo mayor interés estuvo al final, cuando interpretó algún tema de Mantaray concluyendo con la poderosísima Into a Swan, unos últimos minutos para dignificar lo que de otra forma se hubiera quedado bastante cerca de los Pistols del Summercase.



Morrissey lleva en activo casi tanto como Souxsie, pero Mozz continúa dejándonos chispazos de talento en su obra actual. Era a a verle a él a lo que iba todo el mundo, jamás había actuado en Madrid, el peso de The Smiths y de su carrera solista en la música de la
s tres últimas décadas es enorme, pero no me esperaba -creo que ni él mismo- tamaña adoración. Desde que arrancó con Ask y The Last Of The Gang To Die, una de las joyas de su discografía reciente, sólo se oía un gigantesco coro ¡Se las sabían todas! Estaba condenado a ser un concierto populista por mucho que el propio Morrissey huyera de ello recurriendo a piezas oscuras de los Smiths -Vicar in a tutu, The Death of a Disco Dancer-, haciendo gala de su clásica chulería y obviando hits como Every Day Is Like Sunday. El formato festivalero de no más de una hora por actuación y sin bises impidió que un concierto que comenzó correcto y fue a más llegase a cotas más altas, aunque el cierre con How Soon Is Now fue sobrecogedor. Cielos, el problema fue que ya había caído el tercer litro de Heineken y mi vejiga, no yo, le pedía a gritos a Mozz que acabara cuanto antes.



Con toda una generación rendida de antemano a sus pies, My Bloody Valentine lo tenían bien fácil en su regreso, proclamado urbi et orbe como el más esperado. A mi me sirvió para constatar que si me aburrían entonces, me aburren igual ahora
. Reconozco que tienen bonitas melodías, pero su hormigonera de sonido acaba siendo como el turrón duro de las ferias, indigerible. Creo que me salté una generación y por eso no están en mis altares los popes grunge como Nirvana o Pearl Jam ni el mazacote psicodélico del shoegaze con My Bloody Vallentine o Spacemen 3 a la cabeza. El ruidismo de los últimos ochenta y primeros noventa está para mí representado por Sonic Youth y The Jesus & Mary Chain. Los de Kevin Shields tuvieron momentos ensoñadores pero el fantasma del rock progresivo estaba demasiado cerca como para contarme entre la legión de gafapastas y entregados feligreses que les aclamaron. Hora de llenar el estómago y de descubrir que en todo el Fiber madrileño sólo había un puesto de perritos calientes y otro de crèpes, con kilométricas colas. Hubo que pasar por el aro y además pasarse de los litros a las cañitas para evitar males mayores.

Y es que venían Hot Chip decididamente ready for the floor, pero no para mirarla ensimismados como sus predecesores de escenario sino para machacarla y gastar suela a base de ritmos contagiosos. Lo mejor de la noche sin lugar a dudas, con un cierto toque Devo en las pintas pero más descuidados que uniformados, serios de expresión pero sin tomarse nada en serio y dejando caer una bomba tras otra: Boy From School, The Warning, Hold On, Over And Over y el apoteósico final con Ready For The Floor. ¡Daaaaaance! Demasiado corto pero esto es lo que necesitabamos para acabar de sudar la Heineken e irnos con buen sabor de boca. Al menos yo, porque el pegote del festival, Mika, no tenía ningún interés para mi y nadie se explica su presencia en Benicassim y en Madrid, y se me hacía muy cuesta ariba para aguardar a la sesión de DJ Supermarket, así que a hacer cola por un taxi y esperar -je,je- que estuviera abierto y animado aún el Odarko para, pese al cansancio, darle otra clase de gustos al cuerpo.

El domingo llegaba la propina porque por agenda -el sábado estaban en el escenario de Benicassim- otra de las ofertas más atractivas del Fiber no pudo estar en el festival madrileño; el de Gnarls Barkley fue un concierto aparte, en la Sala Heineken, pero mi deshidratación arrastrada me impidió optar por otra cosa que no fuera agua. Público raro - escuché al lado a unos que se proclamaban fans de Withney Houston- parte del cual no conocía a Danger Mouse y CeeLo de otra cosa que no fuera el Crazy. El escenario de la sala es demasiado pequeño para que los entregados músicos se lo pasaran todo lo bien que parecían estarlo pasando, pero fueron inconvenientes menores para disfrutar de una descarga del mejor soul que se hace en nuestros días. Los 120 kilos de CeeLo -la gran voz negra del Siglo XXI-, la complicidad cool de Danger Mouse y unos músicos entregadísimos con un sonido que optó por lo orgánico se unieron para descargar adrenalina a raudales. Encadenaron cuatro bombas atómicas, Surprise, el Gone ¨Daddy Gone de Violent Femmes, Run y Blind Mary y ya no se podía subir más alto pero mantuvieron el nivel hasta bordar un bis excepcional con Neighbours y ¡oh, sorpresa! el Reckoner de Radiohead. CeeLo -la foto es de El País, a este no me llevé la cámara- acabó entre el público y todos, músicos incluidos, con la sonrisa de idiota que se te queda tras un acontecimiento totalmente feliz.

El FIB, incluso en versión reducida, ganó por goleada a Summercase, aunque los de Sinnamon se guardan una de las citas más atractivas del verano para el 15 de agosto. En la playa almeriense de Guardias Viejas -una gozada de sitio- el Ola festival trae una oferta con sabor electrónico excepcional: Björk, Massive Attack, Editors y Goldfrapp a la cabeza, pero entre la letra pequeña bandas aún más interesantes: MGMT, St Etienne, Cut Copy, Digitalism, Hercules & Love Affair o Junior Boys son los que me ponen los dientes largos. Allí estaré.

lunes, 21 de julio de 2008

Último artículo publicado en Granada Hoy

Arruinaditos

Caen los imperios nacidos de la especulación y se oyen voces indignadas: “¿Qué hizo el Gobierno para evitarlo? ¿Por qué se negaron ayudas?”. Qué país éste en el que los ciudadanos de a pie, los recién llegados o las regiones más pobres tienen que escuchar a diario que son una rémora, que están subsidiados, que la sociedad del bienestar -¿¡cuál!?- es insostenible. Y nadie les dice que costean con sus impuestos a una clase empresarial paniaguada, subsidiada, subvencionada por contratar, por abrir empresas, por modernizarlas, por no cerrarlas.

Les oigo definirse como creadores de riqueza y espero que se refieran a su propia riqueza y no a los mil euros escasos de salario que te dan para que les pagues una hipoteca de setecientos. Dicen ser creadores de empleo sabiendo que el empleo no se crea, simplemente compran fuerza laboral al menor precio que los sindicatos le permitan. El discurso liberal que tanto reclama el adelgazamiento del Estado y de lo público –y con tantos cómplices entre los administradores de lo público- se traviste cuando llegan las vacas flacas. Entonces exigen guarecerse bajo el paraguas del Estado: Economía de mercado pero sin los riesgos del mercado ¡Menudo morro! Asegura el ministro de Economía que el hundimiento de Martinsa no nos va a costar un euro a la ciudadanía ¿Quién va a pagar entonces el subsidio de paro a los trabajadores que irán a la calle? –propón incluir el desempleo de sus contratados entre los riesgos que debe asumir un empresario y te llamarán bolchevique- ¿Por qué en las listas de acreedores los últimos de la fila son los que les compraron su casa al imperio hundido?

Otro ministro, el ultraliberal Miguel Sebastián, llegó a proponer que el Estado compre suelo a las inmobiliarias para destinarlo a VPO, y Chaves anda lanzando planes de construir miles de viviendas protegidas ¡Con tres millones de casas vacías en España! Qué curioso este capitalismo paniaguado en el que el Estado financia inversiones a los ricos pero no les exige que muevan la riqueza acumulada. Fernando Martín ganó el año pasado quince millones más que todos los empleados de Martinsa-Fadesa juntos, y no con la constructora sino a través de una sociedad de inversiones ajena a ella; y aún tenemos que leer palabras de compasión hacia este Tío Gilito arruinado pero poco -arruinadito, como aquella mujer asesinada pero poco de Mihura-. Sabemos que cuando los ricos se arruinan derraman sus lágrimas por la borda del yate; que los hijos de los dueños de tanta inmobiliaria o constructora en quiebra no se van a quedar sin el master en los EEUU y que te embargan el pisito de cincuenta metros por no pagar la hipoteca pero pasarán años sin que al empresario arruinadito le toquen la mansión que construyó ilegalmente a la orilla del mar. Les veremos sacar a pasear su ruina y les estaremos contemplando desde detrás de la verja del puerto deportivo.

domingo, 13 de julio de 2008

Último artículo publicado en Granada Hoy

Centrífugos

De los viejos poderes fácticos sólo queda uno en pie y peleando: la Iglesia Católica; los demás han sido reemplazados por los poderes centrífugos. La primera se empeña en que la vida pública y privada de los españoles pivote sobre los principios morales de una secta. Nadie la hostiga, nadie la amenaza, pero se proclama perseguida para imponerse sobre los no miembros. Los segundos son aquellos que en nombre de la unidad nos disgregan, nos empachan de españolismo y harán que un día, hasta las narices, rompamos el DNI y nos vayamos con el secesionismo mejor postor.

Estos pequeños Milosevic engordando un grosero nacionalismo español alimentan las ganas de irse de España. La verdad es que si yo fuera catalán o vasco ya me habrían convertido en independentista, y no por convicción –que jamás la tendría, España es una buena idea mientras los españoles quieran-, sino por hastío.

En un artículo de Alfons López Tena descubro las similitudes entre el proceso de descomposición de Yugoslavia y lo que trae a España la conjunción de intereses entre algunos medios –COPE, ABC, El Mundo-, cierto partidillo en busca de un discurso propio –el de Rosa Díez- y la Banda de los Veinte intelectuales que suscribió el Manifiesto por la Lengua Común. Como dos gotas de agua se parecen el Manifiesto y el Memorando que la Academia Serbia de las Artes y las Ciencias publicó en 1986 denunciando que los únicos que no tenían derecho a usar su lengua eran los serbios que vivían en territorios bilíngües y reclamando la primacía de la lengua serbia como la común de todos los yugoslavos. Aquel documento sentó la base ideológica del nacionalismo yugoslavo y desató a los poderes centrífugos que llevaron a Serbia al aislamiento y a los demás a la independencia. La gran patraña de que el español está amenazado –lo está, pero en las zonas turísticas de Andalucía y en Murcia donde sólo se habla inglés y alemán- es sólo el comienzo. A eso sigue el retorno de competencias al Estado, la supresión de la autonomía vasca con la excusa de la consulta de Ibarretxe… ¿Qué viene después… la cárcel para los díscolos, la imposición de una unicidad excluyente, los tanques…? Quienes suelen hablar de la balcanización de España son los auténticos balcanizadores.

Admitamos que el nacionalismo catalán, vasco y hasta el canario tienden a la exclusión y la etnicidad; es grotesca la batalla de ERC y CiU contra la tercera hora de español en los colegios -debían ser treinta horas de español y otras treinta de catalán-, pero son excesos sin futuro pues chocan con la realidad. Los otros también: Si de un millón de escolares catalanes sólo catorce reclaman por no poder estudiar exclusivamente en español, no hay discriminación, hay malos padres anteponiendo su credo a la educación de sus hijos. Sólo quienes braman que se rompe España la están rompiendo.