lunes, 5 de julio de 2010

Documentando el despilfarro


La construcción de un aeropuerto en un secarral en mitad de La Mancha, hoy un aeropuerto fantasma abandonado por las aerolíneas, gestionado judicialmente por estar en concurso de acreedores y financiado por una caja de ahorros ruinosa -CCM- intervenida por el Banco de España, recuerda al gafado proyecto del Quijote de Terry Gilliam. El sueño faraónico de la impresentable clase política española ha tenido muchos otros ejemplos: la autovía de seis carriles en Ibiza, otro proyecto de aeropuerto en Huelva, a 100 kilómetros de los de Sevilla, Jeréz y Faro, una universidad pública para cada provincia andaluza, más kilómetros de AVE y autovía que en cualquier otro lugar de Europa... o las pintorescas inversiones del Plan E: un spa rural para Arroyo de San Serván (Badajoz), el Parque Verano Azul de Nerja o el circuito de automodelismo en Elche y el de motocross en Moraleja de Sayago (Zamora). Pero el caso del llamado Aeropuerto Central de La Mancha llama la atención en toda Europa, por lo que tiene de símbolo, por un lado de unos políticos que han creado la demanda, la oferta, la necesidad y la solución cuando ninguna de ellas existía con tal de dejar su impronta, y por otro de cómo esos mismos políticos han manejado a su antojo y para sus fines a las cajas de ahorros y pretenden seguir haciéndolo. La televisión pública suiza emitió este reporeaje del periodista Markus Boehnisch en el que se ponía de ejemplo al aeropuerto de Ciudad Real de las políticas que han profundizado la crisis en España. El periodista manchego cuyas declaraciones aparecen es Carlos Otto, despedido de El Día de Ciudad Real tras haber criticado una infraestrusctura que tiene entre sus promotores al dueño del periódico, Domingo Díaz de Mera.

El aeropuerto fantasma from Markus Böhnisch on Vimeo.

A la Caja de Castilla-La Mancha la metieron en el berenjenal del aeropuerto los políticos manchegos del PP y del PSOE. A toda costa los políticos quieren seguir manteniendo su control total sobre las cajas para no encontrar obstáculos en la financiación de sus caprichos. Sólo así se explica el empeño del Gobierno andaluz -y de IU- en sacar adelante como sea la Caja Andaluza, para subordinarla a la Junta y a los antojos de quienes la gobiernen. Por cierto, si en Ciudad Real, o en Huelva, por la cosa del localismo, querían un aeropuerto, bastaba pedirles a un aeródromo cercano un cambio de nombre. Tal fue la imaginativa solución dada por las Diputaciones de Jaén y Granada a la imposibilidad de volar a la capital jiennense: se rebautizó el aeropuerto de Granada, dándole de paso el puntito cultural, Aeropuerto Federico García Lorca de Granada y Jaén y... ya tienen aeropuerto los jiennenses. Eso sí, para que se lo creyeran un poco más les pusieron un autobus lanzadera que recorre los 99 kilómetros de distancia, subvencionado por la Diputación, y que tiene una media de uso de un pasajero al día. Supongo que al conductor no lo cuentan. Sobre el despilfarro en infraestructuras podéis ver también este reportaje de Jon Sistiaga para Cuatro.

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