domingo, 1 de mayo de 2011

Informe sobre ciegos


El sábado murió Ernesto Sábato. Murió ciego como Borges, su némesis literario y político. A
demás de su admirable obra narrativa y ensayística, Sábato será recordado también como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas que en su informe 'Nunca más' documentó el terror desatado por las Juntas Militares argentinas desde 1976. Aquel extenuante descenso a los infiernos certificó el plan de exterminio de parte del pueblo al que los militares decían servir. En su novela 'Sobre Héroes y Tumbas' Sábato incluyó su famoso 'Informe sobre ciegos', que habla de las actividades de la Secta Sagrada de los Ciegos, ejerciendo el gobierno del mal sobre la Tierra. Sábato pone el relato de dicha conspiración de tinieblas en labios de su protagonista, Fernando Vidal Olmos, un ser dado al cinismo, fanático y paranoico cuyo discurso apocalíptico se asemeja al de los tiranos de nuestro tiempo. Más tarde, en 'Abaddón el Exterminador', Sábato libera un quinto jinete del Apocalípsis abatiéndose sobre cuanto de bueno tiene el ser humano.

Viñeta de la adaptación al cómic del Informe sobre ciegos por Alberto Breccia


No cuesta identificar los ángeles exterminadores de las ficciones de Sábato y los ángeles de la muerte a las órdenes de Videla y Massera, con el ejército sirio que asesina primero y después masacra a los asistentes a los funerales por los asesinados, o el libio que ha matado ya a treinta mil compatriotas en nombre de un perturbado; con todos los que responden con sangre al pueblo que le sacude el trono.

Pienso en nuestro pasado, sometido al espurio revisionismo de los historiadores neofranquistas, leyendo 'El holocausto español' de Paul Preston, nuestro propio 'Nunca más'.
Es un mastodóntico recuento de las atrocidades que se cometieron antes, durante y después de nuestra Guerra Civil; en ambos bandos pero sin buscar equidistancias dado que el terror franquista fue inmensamente mayor y peor que el republicano. Con la épica que al recuento de horrores otorgó Solzhenitsyn en su 'Archipiélago Gulag', el provocador rigor de Preston irritará a un Ejército que se ganó sus medallas masacrando a su propio pueblo; a una Iglesia partícipe de las mayores abyecciones; y también a quienes minimizan que la represión de las milicias izquierdistas causó mas bajas en su bando que la propia guerra. Sábato, Preston, pero también el Vasili Grossman que en 'Todo fluye' enumera las variedades de canalla que generó el estalinismo: informantes, envidiosos que acusan en falso, fanáticos, trepas que barren a quien les estorba. Y el Martin Amis que en 'Koba el temible' se pregunta por qué a la izquierda europea los crímenes, las hambrunas premeditadas y los campos de la muerte de Lenin y Stalin no le provocan la indignación y el estremecimiento que produce el nazismo. Y lo que vemos en directo sobre Siria, Libia, Yemen... Seremos ciegos si obviamos informes tan demoledores sobre cómo el poder se ejerce contra el pueblo y sobre los cadáveres del pueblo.


1 comentario:

The Doll dijo...

Magnífica entrada, sin duda, la historia se repite, con otros matices, pero se repite. Algunos recordamos, en la medida de nuestra edad, los hechos que comentas.

Hoy, sin duda, en otros lugares del planeta ocurre lo mismo y nos mostramos indiferentes, cómodos, como decía la cancion "Tranquilo majete en su sillón", no obstante, es alentador, que poder gente con estas inquietudes.
saludos