lunes, 12 de octubre de 2009

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Trabajos perros

Un cocker de mirada triste con gorro de repartidor de pizzas es la imagen con la que Izquierda Unida ha convocado un concurso en el que ganan quienes menos ganan, y en el que parten con ventaja jóvenes, mujeres e inmigrantes. 108.000 granadinos, los atados a un contrato temporal, pueden participar en el Primer Concurso de Trabajos Perros. El premio es un fin de semana en un alojamiento rural.

Para tener un trabajo perro no hace falta ser mamporrero de ganado, mascota en torneos deportivos, limpiador de pozos ciegos, proctólogo, niño que cose balones en Malasia o niño cobaya para la vacuna de la gripe A en España. De trabajos perros sabemos mucho en la hostelería, la construcción, el cuidado de ancianos o el periodismo. Hay cinco millones de expertos, tantos como mileuristas, en el Estado que va a presidir la Unión Europea y que, según Eurostat, es el más desigual de los 27, con la mayor distancia entre los ingresos de la población de renta más alta y los de la más baja, el de fiscalidad más regresiva y donde los parados de larga duración tienen diez años menos de esperanza de vida que los ricos.

Curioso: Entre esos cinco millones de trabajadores perros se detecta mayor claridad de ideas, inteligencia práctica y salud mental que en la elite empresarial y bancaria que corta el bacalao: Ningún mileurista recomendaría la reducción del gasto público y la desregulación de los mercados de trabajo, santerías y supersticiones en las que sí creen banqueros, empresarios y economistas neoliberales. Sabido es que a mayor protección social e inversión pública, más productividad, crece el consumo y se dinamizan los mercados, y que el país donde despedir sale gratis se queda sin gente que compre, viaje, salga y dé cuerda a la maquinaria. Días atrás el presidente de la Cámara de Comercio de Granada, Javier Jiménez, defendía la flexibilidad laboral, los EREs y los procesos concursales como única salida para las empresas, y al mismo tiempo nos animaba a consumir "en la medida de nuestras posibilidades". Mientras, los sindicatos resaltaban que la crisis ha incrementado el ahorro en las familias granadinas en un 25%. Jiménez no entiende que ahorramos y no consumimos por miedo a él y a quienes defienden lo que él.

¡Los sindicatos!... "esas estructuras corruptas, inútiles, que solo defienden a sus afiliados y dominadas por vagos y advenedizos". Habrán oído mil veces esa cantinela en boca de los predicadores neoliberales pero nadie pone en duda la utilidad de la banca o la gran empresa, donde el catálogo de maleantes llenaría estadios. Esos inútiles sindicatos han ganado otra batalla: A los constructores granadinos la Justicia les ha condenado a devolver lo robado a sus empleados durante todo este año de incumplimiento de convenio. ¡Qué trabajo más perro el de empresario!

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